DIARIO DE MI OTRA VIDA

Estaba en una escuela pero era como un ejército y había un hombre que me hacía recordar a un profesor de la facultad, Guillermo L. El mismo, hablaba por un altavoz y no recuerdo bien porque motivo, pero me tenía que coser los dos ojos y el cráneo. Comenzó a coserme un ojo, lo pellizcaba y lo cocía, y siempre se le rajaba - Se me va a salir todo el humor vítreo - prensé. Seguía cociendo y faltaba el cráneo todavía. Me desperté y pensé - Uf! Menos mal que se trataba de un sueño! - Fui al baño a mirarme al espejo y tenía un ojo con curitas blancas dentro, el pelo medio raro y la parte superior de la frente cocida y cortada. El ojo derecho miraba hacia arriba y se veía celeste. El izquierdo tenía dos curitas blancas en su parte blanca - Debería haberle echo caso al señor y que me terminara de curar - pensé.

Estaba cursando tesis de Productos todavía. Me habían dicho que recursaba aunque todavía tenía chances después de las vacaciones de julio así que seguía en pie. Tenía que trabajar en un ejercicio aparte que consistía en un juego. Yo estaba armando un ajedrez o algo así. Luego me acordé que había terminado la tesis de Gráfica (como era posible?)

Íbamos por una autopista de dos pisos y en el piso de abajo estaba tocando una banda. Yo creí que estaba tocando Nirvana pero cuando los ví, no eran ellos. Cantaba un pelado. Las guitarras eran marca Höfner, pero tenía el clavijero de una guitarra Hagstrom y el cuerpo de una Gibson Les Paul.

Me miraba al espejo y tenía el pelo largo hasta el pecho. Empezaba lacio y en terminaba en rulos. Era brillante, sedoso y medio rubión

Estaba con mi familia viajando en auto, recorriendo lugares turístico como hacíamos cuando era niño. Estábamos en una playa o algo así y el lugar estaba bueno. Arena blanca, cielo azul y todo sobredimensionado, gigante. En eso me doy vuelta y veo una ciudad echa de arena, como castillos de arena gigantes pero que no se podían romper, eran duros como el cemento. En el fondo de la calle había una casa en Art Neoveau estilo Casa Batló o La Pedrera de Gaudí y antes de estos, habían edificios en Art Decó pero muy racionalizados y gigantescos con columnas. Entonces yo les dije a mis viejos que fuéramos a ver las casas y que había ahí. Entonces fuimos y era de noche. Había un canal donde corría agua y la entrada estaba custodiada por policías armados con rifles. Hablamos un rato con ellos y pasamos. Del otro lado, estaba lleno de japones o coreanos, no sé. Sus pieles eran blancas como una hoja de papel. En eso, veo una japonesa que estaba enterrada en el cemento, sentada cubierta hasta la cin

Estaba viviendo en Santa Fé. Natalia M. y yo habíamos estado viviendo juntos un tiempo pero nos habíamos separado. Yo estaba saliendo con una chica medio parecido a ella pero con otro estilo y hasta el momento todo parecía ir bien. En eso, me enteré que Natalia estaba saliendo con mi hermano y yo pensé - No ! Si yo todavía la sigo queriendo! -.

Estaba mi viejo con mi tío Alfredo en una fiesta de la Iglesia, onda fiesta diocesana o algo así en un campo lleno de pasto. Mi viejo llevaba una falda rosada hasta el piso y me dijeron que era una vestimenta de la Iglesia. Luego aparecimos todos en la cocina de la casa de mis abuelos. Estaba con todos mis tíos. Mi tío Miguel me contaba: - Cuando nació tu hermano fue todo como una [y ahí en vez de decir una palabra apareció un circulo mutlicolor con fondo negro] - Después vino mi tío Alfredo y me dijo - No sabés lo que fué ser tío a los 26 años, yo era muy chico - .

Estaba en el Museo Juan Cornelio Moyano y en una sección que no existe tenían documentos, fotos, archivos de personas que se habían convertido en animales. Entonces, habían muchos casos, de ardillas, osos, etc. Había una chica que había la espina dorsal bífida y se había convertido en un caballo. Tenía cola de caballo, las patas trasera, adelante caminaba con las manos y la cabeza era de mujer con el pelo lasio, negro y atado en una colita.

Estaba en Santa Fé porque tenía un congreso de diseño. Paraba en un hotel. Conocía a Natalia M. pero habíamos salido alguna vez aunque no había pasado nada todavía. Vivía sola en una casa muy grande. Le estaba por presentar a mi mamá y a mi prima Virginia M. pero no daba. Todos juntos íbamos al congreso de diseño, menos Natalia. En la ciudad todo estaba el doble de dimensionado que en la realidad. los edificios, las avenidas y la peatonal. Natalia me daba poca bola y habían un par de chicos que estaban detrás de ella. Había uno que era alto y con rastas cortitas, siempre se ponía un sobretodo. Estaba siempre al lado de ella, se sentaba con ella en el micro, a mi no me gustaba ese chico. Una vuelta, estábamos sobre un micro completamente blanco que iba por la peatonal triplemente dimensionada y en eso un tipo que iba con una moto que era totalmente de goma negra y que resbalaba en el suelo en vez de girar sus ruedas (era completamente maciza), chocó al colectivo por detrás, se rió y sig

Habían muchos bichitos como ratitas peluditas chiquititas, todos diferentes, que tenían la capacidad de tallar arcilla blanca y darles formas. Todos tenían diferentes funciones y hacían cosas diferentes o partes diferentes de una misma pieza. Había una pieza que era una estrella de mar con agujeritos.

Estaba en un lugar al aire libre, era todo blanco como nieve, tanto la tierra del piso como el cielo. Había un hombre en frente mío, de ropas gris ceniza y pelo canoso bien blanco. Tenía un arma en la mano y me disparó. Yo me tiré al suelo aunque no sentí el impacto de la bala, sólo para disimular como si me hubiese disparado cosa que no volviera a hacerlo y esta vez, me matara. Se me acercó una chica rubia de pelo largo y me dijo - Tenés un agujero de bala - . Me miré y tenía uno pero no sentía nada malo - Se habrá trabado entre dos costillas - pensé. Llamaron a una ambulancia y tardó en llegar. Cuando llegó creo que solamente fue un auto y me llevaron a revisar. El agujero no sangraba, era solo una marca. El médico me hizo unas radiografías y me dejó con una enfermera. Era de tez moreno tipo afroamericana mulata y tenía los labios muy muy gruesos. Comenzó a hacerme unos ejercicios que no entendía, era algo muy confuso y a veces se sentía hasta como una provocación sexual aunque no tu

Alguien me había dado cocaína en algo así como un envase de dentífrico o crema (porque era de plástico y más gordito). Era en polvo y blanca. Yo lo tenía escondido en algún lugar de mi pieza y me espolvoreé un poco en la cara para probar. No sentí nada. - Dicen que es muy adictiva - pensé.

Estaba en la casa de mis abuelos en San Rafael, en el living que usamos para dormir siempre. Yo tenía un corte por la operación de la vesícula y me había tenido que sacar toda la piel del cuerpo no recuerdo bien porqué razón. La piel estaba completa e inflada sobre la mesa pero sin cabeza. Comencé a ponérmela y encontré la parte de arriba separada del resto, se ponía como si fuera un chaleco. Tenía un enorme corte en la panza y pensé: - Si me pongo el corte hacia atrás, no llego con las manos para cerrarlo y si me lo pongo para adelante me lo puedo coser y ya está - No sentía mi falta de piel, pensaba que a la luz (estaba mu oscuro) me iba a ver con los músculos al aire como en los libros de anatomía. Vi mi mano izquierda a la luz y se veía igual a como si tuviera piel pero mas rosada y rojiza a la vez, lisa y sin detalle como de goma o piel de chancho. El problema es que al no tener piel, el dedo meñique se torcía.

Me iba a ir a la casa de Natalia M. y mi mamá me prestó el auto (el Fiesta azul que ya no tenemos). Llegué a la ciudad justo donde vive Natalia pero en vez de un complejo había un edificio. Detrás del auto donde lo estacioné, estaba estacionado el Escort de mis viejos. Se bajó toda la familia y aparecieron familiares de todos lados, primos y tíos. Natalia estaba en la vereda pero desapareció. Me metí al ascensor del edificio y me encontré con unas chicas que supuestamente eran amigas mías y encargaron unas pizzas o cosas para comer. Yo no pagué, ni comí porque me fui. Luego terminé un patio gigante de hormigón y baldosa con mis padres y después en una calle donde vi que de lejos salían de un baldío dos chicas que al parecer, eran lesbianas. Yo le estaba enviando un mensaje por celular a Natalia M. pero una de ellas se me acercó y me hizo una pregunta. Me costaba mucho enviar el mensaje hasta que pude Enviar.

Estaba en una calle junto a mi prima Virgnia m. y a mi tía María del Carmen M. Era una noche muy oscura. Se veía como la salida de un estadio, o una semiautopista. Del otro lado de la calle, había un gato chiquito que estaba revolviendo un bolsa de basura, buscando comida. Mi tía se lo llevó y yo le dije : - Con un par de inyecciones ya está - Me refería que había que vacunarlo porque podría tener alguna enfermedad.

Estaba en una casa con un living gigantesco, blanco y vacío. Habían dos tablones continuos con caballetes y estaban cubiertos con una manta blanca gigante que llegaba hasta el piso. Estaba comiendo junto a los padres de Xavier B., creo. Me pasaron unas empanadas de jamón y queso y en un momento sentí como si me zambullera dentro de la que me comía. Tenía enormes trozos de jamón y de queso, eran casi gigantes. Comencé a pensar en lo que tenía planeado o lo que estaba haciendo, se trataba de un robo que había echo o estaba haciendo justo en ese momento, como un proceso. Por detrás mío, apareció Orlando B. tenía mucha barba y pelo largo también. Venía a acompañarnos a comer empanadas de jamón y queso. Muy sorprendido y con mucha naturalidad nos dijo: - Me volvieron a robar el London Bar - había sido un asalto a mano armada. Y yo pensé: - Uy que bajón! Otra vez! -

Estaba en el continente africano, en la parte sur. Había muchísimo pasto y las personas no tenían la piel negra como los africanos sino mas bien tez moreno estilo árabe y con túnicas y telas. Conocí a un tipo que hacía las bandas de sonido de la películas de Star Wars. Tenía una gaita pero de madera y muy rara, con capuchones de plástico con semillas que hacían los sonidos cuando soplaba. Hacía todo el solo y tenía un percusionista con unos bongos haciendo los ritmos. Sobre los campos de pasto, filmaban las películas de Star Wars. Habían un montón de personas disfrazadas corriendo para todos lados y redes y telas gigantes moviendose.

Estábamos en el cumpleaños de Luciano P. Había asado. Habían dos flacos que tenían una banda de rock muy pesado casi metal. Uno se vestía como dark y el otro como el wasón pero con una melena verde muy alta con rulos y mucho gel. Habían grabado un video con canciones para Luciano. En una canción, salíamos Xavier B. y yo haciendo coros con voz de mujer. Yo quería armar un blog sobre La Wery y subir esa canción. El que se disfrazaba de Wasón, se estaba haciendo una guitarra para metal con cuerpo violeta. La forma estaba buena pero la estaba haciendo con poliuretano. - La estás haciendo mal - Le dije - El poliuretano absorbe vibraciones, no va a durar el sonido - y le me respondió: - De ahora en adelante no quiero hablar con vos y no voy a escuchar nada de lo que vos digas -. Una chica que no recuerdo quien era, tenía el pelo largo y rubio me dijo: - Dejaste un (no recuerdo que era pero como un ladrillo de jabón amarillo) al lado del asado y se prendió fuego, ahora se está prendiendo fueg

Tenía una fresadora pero parecía un torno giratorio. Me iba a hacer otra guitarra pero descubrí que en mi casa había una fender stratocaster blanca desarmada así que traté te armarla

Estaba en un living grande, oscuro, de paredes marrones oscuras. Estaba con mi hermana. Por arriba nuestro pasaban espigas de trigo gigantes por abajo del techo. Cada entrenudo de las espigas tenía una cara como de langosta, y tenía como trozos de caparazón, como costras duras. Yo desprendí una y mi hermana me retó porque le estaba haciendo daño a la plantas, entonces, tomó la costra que yo saqué y la colocó de nuevo. Las caras de las espigas estaban tristes y mi hermana fue a buscar unas inyecciones para ponerles porque no estaban bien alimentadas. Entonces yo pensé - Pero, si les tiene que echar agua y que hagan fotosíntesis - Entonces vino mi hermana y me dijo - El mejor novio que he tenido se llamaba Matías -.

Estábamos en un lugar como de vacaciones pero no realmente. Era un poblado aislado, donde me encontraba con mi papá y con mi hermana. Fui con mi papá a hacer un trámite a un lugar. El antes, ya había ido allí. Nos sentamos en par de sillones individuales. Yo no entendía que lugar era éste, estábamos en un edificio y en secreto, mi papá comenzó a contarme de que se trataba realmente todo esto: Era un lugar manejado por extraterrestres, que raptaban a los mas lindo e inteligente y se lo llevaba en unos colectivo que tenía paredes con estanterías de asientos donde los transportaban. Esto fué lo que alcancé a ver (los asientos eran negros y llevaban cinturón de seguridad): Miré hacia abajo y encontré un ventana donde se veía un curso lleno de gente linda a la que los estaban educando. Miré hacia el enfrente y encontré justo enfrente mío, otra ventana de donde me veía una chica y cuando se dio cuanta que la había mirado se tapó la cara,(era todo secreto ahí dentro, nada se podía ver). Enton

Michael Jackson vivía en Córdoba y era una estrella de cuarteto. Tenía una remera blanca y pantalones rojos. Estaba pasando por una crisis personal. Hablaba español, era un argentino más. Vino un periodista y le preguntó: - Michael cual es el sentido de la vida? - y Michael les respondió - De eso ya me olvidé hace mucho tiempo -.

Estaba en una reunión o en una fiesta con gente de la secundaria, primaria y primos. Al lado había un salón con una reunión de personas mayores. De unos 70 años aproximadamente. Me pasaron una cajita con un juguete dentro. Comencé a armarlo y resultó ser un auto de fórmula 1 amarillo con alas. La parte de adelante no llevaba ruedas sino que una de las piezas, era una rata transgénica que solamente tenía las patas de adelante y con ellas impulsaba el juguete. Cuando lo desarmé, solamente se veía una bolita de carne con las costillas y las partes internas al aire - Le debe doler - pensé. Quería armar bien el juguete para que la ratita pudiera escapar con ese caparazón y volar. Podía correr muy rápido.

Estaba en el patio de mi casa, aunque no era mi casa realmente. Era de noche y sobre la medianera aparecieron gatos. Eran el doble o el triple de grandes que un gato normal pero flacos, como un leopardo. Tenían cables escondidos entre sus patas y panza. Eran inserciones de cables. Estaban siendo controlados por alguien. Me atacaron.

Estaba arriba de un colectivo junto con Natalia M. El colectivo no tenía asientos. Íbamos todos parados. Íbamos nosotros dos y todos los demás eran niños pobres, vestidos con ropas viejas. Nosotros teníamos la misma edad que tenemos ahora. El colectivo estaba lleno. Nos sentíamos como que nos daban lástima los chicos. Estábamos normalmente vestidos. El colectivo andaba por las afueras de una ciudad que no conozco. En una de las paradas de micro había un niño gordito y rubio, pobre y también. Estaba muy abrigado con un buzo azul y sin embargo tenía mucho frío. El micro pasó por al lado. El niño no subió, siguió esperando a otro colectivo. Nos metimos adentro de la ciudad y terminamos en la entrada de un consorcio habitacional.

Solía viajar a Paraná y Santa Fe muy seguido. El problema es que me quedaba mucho tiempo en Paraná y no estaba tanto con Natalia M. En uno de los viajes, estaba Xavier B. y estábamos en un centro de la ciudad que en realidad no existe, buscando colectivos en unos subterráneos. Xavier se quejaba porque yo no me acordaba donde estaban las paradas de micros cuando yo era el que iba siempre y el había ido un par de veces nada mas. Seguí por los subterráneos y terminé en un pasillo blanco y largo. Tenía hambre y ganas de comer. En el medio del pasillo (que era largo pero angosto), habían puesto unos tablones con caballetes. Entre las personas estaban mis primos Santiago P. y Enrique P. Iba a comprar comida en ese lugar, un bife o algo así, pero miré hacia el techo y en los ventiladores, arriba de las aspas, colgaban los trozos grandes de carne cruda antes de fraccionarlos y cocinarlos. Entonces lo miré a mi primo Enrique y le dije: - Esto me da mucha desconfianza - y el me dijo - En todos l

Estaba en un barrio privado todo vacío. Se sentía la presencia de la gente pero en realidad no había nadie. Me metía en las casas sin permiso y pasaba por las habitaciones. En un momento, termine en un lugar con un techo azul celeste transparente muy alto (como 15 metros) que goteaba. El lugar era enorme como un estadio. El suelo no era de tierra, ni cemento ni de pasto. Era como un pasto celeste pero no era nada conocido. Apareció un tipo gordo de unos 40 años que estaba regando y me empezó a hablar. Me comentaba que la cúpula era una piscina gigantesca que ocupaba una cuadra completa en medio de una ciudad que en realidad no existía. Se veía muy buena. Estaba amaneciendo.

Estaba en un lugar y alguien me dio la capacidad de volar. Estaba en un puerto, era un amanecer con una luz muy cálida, amarilla y fuerte. Empecé a levitar y pasé sobre un barco, pero el barco era el que contenía el agua y el río era todo de cemento. Pensé en quedarme así toda la vida, en ese estado perfecto. Era consciente que esto no era real. Entonces, el que me dio la capacidad de volar, me encerró adentro del barco y el agua se convirtió en gelatina celeste y me dejó en un huequito. - Porque haces esto? - Le dije - Para evitar la originación? - y me miró como asintiéndome. el hombre tenía un aspecto flacucho y tétrico, llevaba una galera negra verdosa y un sobretodo hasta el piso, como un traje formal y botas de cuero de un color negro sucio. El hombre me explicó que el era un tótem, una mentira. Todos tenían su tótem. Los tótems eran almas, que eran de verdad pero de mentira al mismo tiempo. Eran espíritus que acompañaban y se presentaban en formas nebulosas y transparentes co

Natalia M. me llevó a conocer Rafaela. Esta vez, terminamos en un parque gigantesco con una casa en el medio. El parque era todo pasto verde, frondoso, cuidadísimo y la casa era enorme. Era una mansión compuesta por 8 brazos quebrados extendidas como la esvástica (sólo que en vez de 4, 8), al igual que el edificio de la Bauhaus de Weimmar. El edificio era de una bisabuela o tatarabuela de Natalia. Teníamos una criada que nos habían asigando y nos explicaba la historia de cada parte. Cada brazo del edificio, constaba de 3 pisos de ladrillo visto y cada piso, 3 o 4 habitaciones cada uno. Habían tenido que sensurar muchas partes porque no las usaban y no tenía sentido mantenerlas. Todo se veía de día con la luz de un amanecer, colores cálidos, amarillos. En eso, había una escultura gigantesca echa de cemento y la estaban restaurando. Un albañil que la estaba cubriendo con cemento pero en forma plana sin respetar la forma original y con Natalia le llamamos la atención para que no lo arrui

Natalia M. me llevó a conocer Rafaela. El problema es que no teníamos donde dormir y me llevó a un lote descampado en cosntrucción. Comenzamos a hacer con unas sábanas una cama imporvisada en un rincón de paredes de cemento construidas a la mitad. Se hizo de noche y Natalia me dijo que nos refujiaramos dentro de un auto. Nos metimos en un auto celeste. Los asientos delanteros no se corrían hacia adelante y hacia atrás sino hacia los costados. Corrimos el asiento del conductor hac{ia la dercha y entre la puerta y el asiento, tiramos unas sábanas con las que íbamos a dormir. En el asiento de atrás, estaban sentados un señor y un perro.

Estaba hablando con Xavier B. y me decía que yo antes era un pelotudo y me lo explicó con anécdotas de cosas que nunca pasaron, por lo menos para mí. Como una vuelta que fuí a pedir un trago y le dije al barman: - Deme un anillo de poder - Entonces le pegunté cuantas veces había pasado eso y me dijo que dos. Y donde había empezado todo y me dijo que en la casa de su abuela, en un departamento en medio de un edificio totalmente cerrado, sin ventanas.

Estaba denudo pero con una remera de mangas largas. Aprecí en la facultad en la cátedra de Diseño de Productos Final. Estaban el profesor Guillermo E. y las tutoras. Yo empecé a buscar unas propuestas de la tesis que recursé, se las mosté y me miraron mal, seguí revolviendo y encontré una maqueta gigante. Era toda rústica, parecía un pesebre plano, se los mostré y les gustó, me dijeron que era muy como "yo", muy descuidado, ento0ces me la aceptaban y me dejaban seguir cursando. Yo seguía medio desnudo y me intentaba tapar con la remera. Les conté a mis compañeros que seguía cursando y no me lo podían creer. Salí del curso y todo era como un shopping mezclado con aeropuerto, me encotré a Xavier B. que estaba con una chica hablando. Los saludé y seguí. Afuera todo era un desierto y habían unas vías de tren. Empecé a corer junto a Mariana Z. cuyo pelo era muy muy rubio, mientras hablçabamos. Al final de la vía de tren, estaba el garage de una casa. Era abierto y tenía dos perros

Estab en una csa de 2 pisos que parecía el compratimento de un barco. Estab con Natalia M., y un montón de amigos y de primos que ya no recuerdo quienes eran. Gente de todos lados que conocía reunidas en un solo lugar. Con Natalia estabamos solos abajo y nos metíamos adentro de un sueño. En ese sueño estabamos los dos en una playa de noche con una luna gigantesca iluminandonos. Nos estabamos bañando en ella. Natalia estab desunda y yo le sacaba fotos. Luego despertamos en el compratimento del barco, en el piso de abajo y Natalia seguía desnuda y con el pelo mojado. Buscábamos una forma de taparla y que nadie la viera.

A medida que mis gatos se morían, yo los guardaba en mi placard. Se conservaban bien, no se secaban, ni se pudrían, simplemente se conservaban. Era un lugar fresco y seco. Ideal! Tenía un gatito recién nacido y dos gatos más. Entre los que estaba mi gata Quendi. Teníamos un gato negro con manchas blancas en casa, llamado Kevin, que si estaba vivo. Cada vez que veía los gatos, tenían un color diferente al que venían teniendo. Por ejemplo Quendi, era gris y luego se convirtió en naranja. Un día abrí el placard, y Quendi comenzó a despertar. Yo estaba muy contento y la saqué del placard. Se movía torpemente como un gato bebé. Le dí un plato de leche para que se recuperara, para que volviera totalmente a la vida. Kevin pasó a ser amarillo-naranja manchado caprichosamente con blanco, no como machas sino como líneas y esfumados. Cuando Kevin se acostó al lado de Quendi donde descansaba en su recuperación. Resultaron ser iguales, como hijos de la misma gata. Existía cierta competencia por par

Estaba viajando por todos lados, eran lugares campestres, de piedra pintada con blanco. Tenía un grupo de amigos enorme, a los cuales no conocía absolutamente a ninguno. Estábamos en un living tocando un piano de cola blanco y sentada al lado, se encontraba Avril Lavigne. Por el escote se asomaban pelos, tenía los pechos peludos como un orangután, pero me gustaba. Me había olvidado que estaba de novio con Natalia M. y comencé a hablarle aunque después me acordé. Terminamos habalndo en la cocina. Luego seguí viajando pero el pasaje costaba como 3 pesos y tenía 2 pesos con 65 centavos mas o menos y monedas por todos lados, empecé a juntar y esos amigos que no conocía me ayudaban a contar, pero no llegaba, me recuerdo como hice pero creo que terminé viajando vuelta a casa

Me pasó lo mismo que en Engañando pero versionado. Yo estaba también de novio con Natalia M. pero me encontraba con mi amiga Carla G. y la engañaba con ella. Así como la profesora de Engañando , Carla era físicamente y como personae igual a Natalia, es mas, era ella, pero se llamaba Carla, tenía la misma historia de facultad conmigo que la verdadera Carla y el novio de Carla, Fernando. Una extraña mezcla de las dos personas.

Estaba de novio con Natalia M. Yo estaba yendo a un terciario no recuerdo de que carrera y había onda con una profesora que era exactamente igual a Natalia pero con 10 años mas. Estaba en un auto besandome con ella, y pensaba - pero tengo novia- Y ahí todo terminó.

Estaba con mi hermana y me había comprado un bajo de 4 cuerdas de color celeste. Me encantaba. Me acordé que quería comprarme una guitarra cara pero el bajo estaba bueno. Estaba en la casa de mis abuelos

Estaba haciendo la identidad corporativa d Obras Sanitarias Mendoza. Trabajaba con cartulinas en el parque donde hacía pruebas justo enfrente de mi colegio secundario, el Liceo Agrícola. Encontraba bien a la marca pero podía estar mejor. Tenía que arreglar también un escudo del Liceo que había echo el Chambart y era feo, pero lo estaba arreglando para Obras Sanitarias. Mi viejo y mi hermana iban y venían con el auto.

Estaba en la casa de mis abuelos. Quedaba en un pueblito alejado, tenía una pared externa blanca devorada por la humedad. Había un agujerito por la pared por donde salía un caño oxidado. Un nene gordito salió corriendo y se puso a llamar a Guido A. por ese aguejro y este le respondió. Era la forma de comunicarse con él. Cuando el gordito se fue, fui yo y emperecé a hablar con él. Todos se comunicaban con él por ese agujerito en la pared. Se me ocurrió revisar la pared y encontré un boquete grande, estaba Guido sentado en una cama, en la oscuridad, solo. Estaba ahí no en otro lado lejos como yo pensaba. Entonces fuí a meterme en la habitación para hablar con él. Desde adentro se veía el boquete hacia afuera y mucha gente que lo llamaba desde la calle. Guido ya no estaba. Había una chica durmiendo en una cama y otra chica en otra, donde crei que estaba Guido, entonces fuí y le dije: - Guido sos vos? -. - No, soy Cielo, dame un beso- y el beso no me gustó y me fuí

Era de noche. Estaba junto con un montón de amigos, amigos de amigos, personas de la facultad, gente que hace mucho que no veo, amigos de hermanos, etc. Caminábamos por una ciudad de noche, era Mendoza pero en realidad no lo era. Buscábamos boliches y bares. Era el cumpleaños de alguien, Claudia C. creo, compañera de la facultad. Terminamos en la casa de alguien donde había una escalera y eran todas mujeres. En un momento me acordé que en ese momento había tenido mi primera vez con alguna, aunque no recordaba quien, era la amiga de una amiga o alguna antigua amiga de mi hermana, no podía acordarme.

Me encontraba en la entrada de alguna facultad, y en eso veo que sale de una puerta Guido A. junto a 3 chicas. - Volvió de Cuba y no nos avisó - Pensé. Entonces le grité - Guido! - se hizo el que no escuchó y siguió de largo o creo realmente no me escuchó. Me acerqué y lo volví a llamar. Se dió vuelta y con cierta inseguridad me saludó, le dí un abrazo y le dije - Che! Nos tenemos que juntar! - e incomodamente me respondió - Emm, bueno... si... -

Estábamos en el parque Temaikén de Buenos Aires, al que no he ido nunca en mi vida. Estaba con mi hermana y mi papá. El lugar era muy raro: habían fuentes de piedra en el suelo, con actores hablando arriba. Era una mezcla de Disney, con una reserva natural y un zoológico. Habían mucho animales artificiales, echos de cartapesta, eran maquetas y entre ellos por ahí encontrabas algún bicho natural. Por ejemplo: tenías un escenario con animales de plástico, y en el medio, había un pingüino real. Nos subimos a un trencito que hacía un recorrido por el parque. Nos topamos con un galpón que era como un molino donde se asomaba un elefante que era una maqueta de plástico y se movía. Alrededor habían cartulinas que estaban animadas como un stop motion; cambiaban de una imagen a otra, se convertían. Yo pensaba - Uh! que embole, esto es todo trucho! -. Terminamos el recorrido, y apareció un centauro, pero en vez de tener el cuerpo humano sobre las patas delanteras del caballo, estaban sobre las pa

Xavier B. estaba en México y me invitó a pasar unos días, entonces fuí. Íbamos en un micro y para mí, el lugar igual que Mendoza, entonces Xavier me preguntó - No notás algo diferente? -.- Si, los colores son mas saturados - le dije Terminamos en un pasillo oscuro con rejas de alambre, estaba Guille, novia del Xavi y le pregunté cuanto valía un peso argentino. Me dijo que 100 centavos mexicanos y con un centavo mexicano, te comprabas una gaseosa - Joya! - pensé. En eso me doy vuelta y se me acerca una chica de ojos verdes y pelo corto con actitud de "dame un beso". Yo no entendía nada - De donde yo vengo las cosas no son así -.- Es que acá es al revés - Me dijo. En eso Xavier se me acercó para decirme que atinara y le dije - Es que se tendría que afeitar un poco la barba - y reímos, pero al darnos vuelta, la chica tenía una barba gigante y desapareció. Seguimos caminando por el pasillo y terminamos en una "casa-ruina" en la oscuridad, Guille ya no estaba. Apareció u

Estaba en la secundaria a la que iba: el Liceo Agrícola. No era ni secundaria ni universidad, algo así como un terciario. Estaba por entrar al cursado de la cátedra Lengua con mi profesora de la secundaria Lucrecia y estaba armando unas cosas para entrar. Mientras armaba eso, que eran cosas de cartón, comía unas milanesas. Me quedaban tres milanesas para terminar de comer y entrar. En eso enfrente mío, se sienta Nicolás Repetto y nos ponemos a hablar. Surge una discusión y Nicolás me dice - Pero yo no soy tu amigo, soy tu enemigo! - . - No sos ni mi amigo ni me enemigo, sos una celebridad, que haces hacés vos acá? - . - Es que nunca estudié - me respondió.

Estábamos en una playa, pero no en una playa de arena sino un con montañas y riscos. Todo era de piedra. Las personas escalaban, subían y bajaban en auto a través rutas. En ese lugar me encontraba con Xavier B., Javier C. y alguien más que no recuerdo quien era. En un verano con mucho sol, los cuatro estábamos en malla. Xavier decidió regalarnos algo a cada uno porque había estado en el mar sacando bichitos. Al chico que no recuerdo, le regaló un bichito adentro de un frasco con su respectiva comidita. A Javier también le regaló algo así como una estrella de mar (creo) en un frasco y su comidita, la cual era algo asi como rocklets de colores pero cuadrados que precipitaban en su frasco como una lluvia eterna. A mi regaló otro frasco pero éste tenía solamente la cabeza de algo así como una babosa de mar o algún anfibio, era una ligera protuberancia, con ojos y boca que me miraba. La cabeza estaba totalmente viva y si la alimentaba bien, su cuerpo iba a crecer (como lo hacen las colas de

Estaba geográficamente ubicado en una costa con playa. Me encontraba en un lugar que era un cine lleno de gente entre 20 y 30 años. Era mas bien como un sótano. En un momento, comenzó a incendiarse la sala que estaba detrás y la gente comenzó a amontonarse. Para evadir el humo, todos comenzaron a hacer una ola humana al mismo tiempo. Del fuego salían focas que saltaban y escapaban del lugar. El fuego se calmó y la pieza contigua se transformó en una terraza al aire libre con mesas y sillas con sombrillas. La gente estaba desnuda. Me dí vuelta y había una gordita que dijo - Ah! Un cine nudista! Yo me mando! - - Y bueno vamos - Le dije, y fuimos. Nos atendió un mozo, era Alejadro S. tenía una gorra negra con la vicera totalmente bajada cubriéndole la cara. Me reconoció y me llevó a un balcón. Era de noche pero las mesas el suelo, las sillas y la sombrillas eran totalmente blancas.

Estaba usando el facebook y me agregó alguien, después de un rato de hablar, me digo que era Sergio B. un profesor mío de guitarra y ahí me metí a sus fotos. Tenía una biblioteca digital donde salían un montón de libros que mi vieja tenía en casa.

Me fui con el auto a un shopping que estaba lejísimo. Era de noche. Estacioné en un lugar que era como el Parque O'Higgins. Tipo parque pero mas bien bulevar ancho. Me metí a un shopping que era muy grande y me mandé para los cines que estaban abajo, a ver una película. Tenía un billete de 10 pesos y como 4 billetes de $2. Me alcanzaba y me sobraba un poco. Habían unas chicas en los pasillos que te informaban sobre las películas que te iban a pasar. Subí hacia el piso de arriba y era de día. Era como una terraza al aire libre y había un café o una heladería no me acuerdo. Me encontré con Cele B. Estaba con su padre y sus hermanos. Le pregunté que hacía y me dijo que iba a ver una película pero que en realidad iba a ver 10 minutos de una, 20 minutos de otra, 40 de otra y 10 de un par mas. No me cerraba como podía ver las películas así. Pero era algo totalmente normal. El padre me miró afirmándome la situación.

Habían puesto un centro comercial en un lugar que era por los menos dos o tres veces el parque General San Martín. Era gigantesco, lleno de restaurantes y de bares. Mi prima Angelina O. tenía un bar y trabajaba allí. Pasé por su bar cuando era de noche. Estaba todo ubicado circularmente y como en un Open Mall. El piso era todo pasto, al aire libre, como un parque. Como un cartel de advertencia, todo se conceptualizó en un video juego. El lugar donde estaba era solo un nivel que si pasaba, podía recorrer mas lugares. Aparecí en pieza como las que llaman peceras en mi facultad. Estabamos replanteando las tesis. Estaban Marcela G. y Rodrigo S.. Rodrigo estaba comentando que pensaba hacer unos elementos rarísimos para los bares del centro comercial y ahí pensé en cambiar mi tema por uno de esos bares. Pensé en el de mi prima. Aparecí en un café en el mismo centro, justo venían dos amigas: Dana L. y Gabriela C. Las saludé y Gabriela me miró y me dijo: - Que! No me reconocés? - Tenía los ojo

Estaba en algo así como un campamento, pero en un lugar edilicio, no al aire libre. No recuerdo bien el motivo pero no podía usar mi cuerpo por lo que tuvieron que clonar a otro. Lo usé y ahora era igual al otro flaco que habían clonado. Tenía el pelo lacio no muy corto y aparatos en los dientes. Me miré a un espejo y no me gustaba no poder verme igual a mi mismo. Así que comencé a dejarme el pelo largo y a despeinármelo para que tomara la forma de mi verdadero pelo. Luego de un flash donde todo se volvía blanco y volvía a aparecer como en un despertar, estaba nuevamente frente al espejo con mi verdadera cara. Mis dientes estaban torcidos pero me sentía contento.

Me desperté y me miré al espejo. Estaba gordísimo y pelado. Tenía la frente gigante y redonda. Los brazos gordos, cachetes gigantes. Mi boca era pequeña. La abrí bien grande y se me lastimó y tomo la forma que tenía antes. Me díc uenta que así era realmente, como me veía en realidad, era mentira. Así de gordo había sido toda la vida y no lo había visto. me dí cuenta cuando fuí a la cocina y me encontré con mis viejos. Estaba en un departamento muy iluminado. Por primera vez, rechazaba mi cuerpo, no me gustaba.

No recuerdo donde estaba, ni quien era, ni que hacía. Estaba allí y su cuerpo era alambre con partes de esferas ovoidales azules. Estaba vivo.

Había una feta de jamón cocido sobre una mesa de madera

Estaba leyendo un Tintero, y de una de sus páginas se deprendió un mosquito azul que estaba dibujado, se volvió real. Era gigante, del tamaño de mi mano (bueno un poquito menos) color azul plateado, tenía 4 alas, como una libélula pero gorda y mas agresiva. El Mosquito intentaba atacarme y yo quería esquivarlo. Estuve así un rato. En eso pensé - Es imposible que haya un mosquito así, esto no es una selva tropical africana o amazónica y tampoco los del Tintero tienen plata para pagarle a un científico para crearlo genéticamente - y el mosquito desapareció como un destello en el aire, se desplomó.

Iba manejando un Citroën 3CV, no recuerdo de donde venía pero me metí en una calle y estaba en contramano. Pegaba una curva. Me bajé del auto para seguir pie y lo dejé en ele garaje de otra casa. Cuando lo miré, había chocado contra el garaje no metido de frente sino de costado. Me asusté, mis viejos querían cambiar ese auto pero yo ya me había encariñado con el, ya le había agarrado la mano. Lo mas difícil de manejar del auto, era que para abrir o cerrar el baúl o los asientos de atrás, había que sacar una máquina para envasar dulces. Miré el auto y observé que lo habían pintado encima con esmalte sintético rojo. El auto en realidad era naranja y rojo. Comencé a masajear la chapa y se enderezó. Esto lo estaba haciendo en el garaje de mi casa. Estaba con Javier C. y alguien más que no recuerdo quien era. Después expliqué como había enderezado la chapa al Javi pero no se entendía, era imposible.

Fui a San Rafael con mis viejos. Era de noche. Me volví con el auto de papá, el Escort. Ya no era ni de noche ni de día, tampoco era un amanecer. Lo más parecido, era un día nublado y oscuro al mismo tiempo. A la vuelta, el auto se manejaba solo, mi viejo había realizado una conexión entre el auto y el GPS. Yo dormía o me recostaba. Pensaba - Y si me para la policía y me ve que no estoy manejando? Como le explico lo del aparato? - En eso miré el GPS y se veía un mapita, cunado miré la ruta, el auto tomaba las curvas muy suavemente, con mucha precaución, esquivaba autos, frenaba. Pero en un momento, el auto iba contra una vaya azul. Tuve que tomar el volante y girar hacia la izquierda para esquivarla. El auto detectó que seguía la ruta normalmente y seguía el camino anterior como si no se hubiese corrido nunca. Tuve que tomar el volante y girar de nuevo a la derecha. Ahora el auto me daba mucha inseguridad pero siguió manejando solo.

Estaba en un boliche o un bar, sentado. Todo estaba oscuro. Al lado mío, se sentó una chica y comenzó a hablarme par arrancar una conversación. Le contesté pero muy cortado, seco. No le prestaba atención.

Iba corriendo desde mi casa hacia el Este de Mendoza corriendo, era peligroso porque era una noche muy oscura. Pero si corría muy muy rápido, no me pasaba nada. Terminé en algo así como un shopping pero gigante y medio en construcción, totalmente de noche, y era como un depósito, lleno de personas trabajando, mozos acomodadores. Me hice amigo de uno, el cual, tenia una camisa blanca, y un traje verde oscuro de seda con moño. Pasé por otro pasillo y terminé donde habían unas chicas de piel muy muy blanca, tenían vestidos muy sencillos y muy blancos de brillos plateados. Me echaron con sus miradas y yo les dije - Permiso señoritas! - acentuado con un ademán, las chicas se pararon y movieron una plataforma para modelaje que se habría telescópicamente, para que yo subiera por ella y pudiera retirarme por ella. Pasé por ahí y terminé en unas escaleras que daban, por un agujero a un salón gigantesco lleno de gente (el flaco de traje verde también estaba) donde había una vieja de pelo corto y

Estaba a punto de recibirme de diseñador industrial. El final no consistía en una exposición en un anfiteatro o un aula magna. Se trataba de una ceremonia en una iglesia. La iglesia quedaba muy lejos, en medio del campo. Yo no había preparado nada, iba a exponer algo que no había estudiado. Estaba vestido de joging pero viejo, sucio, manchado, desteñido; una remera y unas zapatillas. No me importaba la exposición. Estaban mis profesores, esperando. Había dos habitaciones más. En una de ellas, se celebrara todo con comida, champán, etc. Yo pensaba que todo iba a resultar una decepción. Cuando me metí a la iglesia, que era toda iluminada por dentro, me acordé que me faltaba un año todavía para hacer la tesis y no sabía como contárselo a mi viejo. En el piso, estaban los vidrios de una ventana que se había roto.

Me encontraba con Natalia M. Íbamos e un auto con mis viejos delante. Atrás a la izquierda estaba Natalia, al medio mi hermano y la derecha yo. Mi hermano iba acostado. Le dije que estaba ocupando todo el asiento y se corrió a la derecha y yo quedé al medio, justo al lado de Natalia. Ella hablaba por celular todo el tiempo, así que no pude hablar con ella en ese momento. Estábamos en algún lugar en el Norte, por Salta, Jujuy. En eso aparecimos en lo patio de una escuela secundaria. Caminábamos juntos y teníamos guardapolvos blancos. Yo me miré en un espejo que había una columna del patio, y me ví con 16 años, acné y el pelo con rastas cortitas o rulos muy chiquititos muy armaditos - No debí cortarme el pelo - le dije a Natalia - No - me respondió - Listo no me lo corto más - Y Natalia se fue al centro del patio, estaba concentrada en otra cosa, si le hablaba, no me iba a escuchar. El patio estaba muy iluminado, como una foto con brillos sobreexpuesta.

Era de noche. Estaba subiendo por la calle Arístides. Al final de la calle, doble hacia la izquierda, enocntrándome con otra calle Arístides paralela a la Arístides anterior. En un bar de la misma, estaban sentados en una mesa redonda, en la vereda, algunos chicos que conocí en Acción Católica (Maty, Choche, Nacho y Tita). Recibí una llamada al celular y era Natalia M. Era como un mensaje de voz, porque no le podía contestar, solamente escucharlo. Lo que decía estaba bueno, pero no me acuerdo que era. En eso Matías me mira y me dice - De que te reís? - Yo me reía porque en algunas partes de la conversación, aparecían propagandas de Movistar.

Estaba en una especie de terraza de cemento, pero tenía techo y columnas. Había gente que había conocido en Acción Católica. Los saludé.

Estábamos ne el patio de mi casa y me encontré con mi tío Aldo. Era mi cumpleaños. Me regaló $200 pesos y aparte, una etiqueta de vino con un código de 4 renglones que se podía cambiar por 200 pesos en vino. Los $200 en efectivo tenían algo que ver con el fallecimiento de mi tía Marta. Mis papás no estaban muy de acuerdo con la etiqueta y me echaban la culpa a mí que me la hubiese regalado. Preocupaba lo que iba a venir después: el cambio por los vinos.

Estábamos en mi casa y mi mamá había arreglado algo con un chico que venía a pedir. En eso, ví que el chico estaba dentro de mi casa entrando al baño donde mi madre se estaba bañando. Iba a matarla y yo tenía miedo.

Estaba en un descampado similar al que se encuentra entre la Facultad Artes y Diseño y la Biblioteca Central, donde está lleno de teros. En ese lugar, habían dos chicas mezcla de pájaro con persona, similar a lo que me pasó en Rana y Perra . Eran humanas pero sus pies estaban desnudos y con la forma de las patas de un pájaro muy grande y largo. Yo las veía como humanas pero ese detalle hacía cuestionarme que en realidad no lo eran del todo. Había una que me tiraba onda y yo pensaba - Pucha! es un pájaro! Terminamos en la tribuna de un estadio. Estaba sentado detrás de una de las flacas, que era rubia y me gustaba. Entonces la tomé y empecé a ver si era totalmente humana. Y lo era. Entonces surgió un acercamiento, cierto feeling. Bajamos por una calle y ahí se hizo de noche. Aparecieron una amigas de las chicas. La situación ya no era la de antes. La situación entre la chica y yo tendía mas hacia un distanciamiento que un acercamiento. Me sentía en cierta forma, rechazado por ella. Ent

Estaba en una fiesta con todos mis compañeros de la facultad tanto de Gráfica como de Productos., La fiesta era a plena luz del día, en una casa tipo fin de semana o en el centro, alquilada. En la fiesta, Fernando V., compañero de Gráfica estaba de novio con Julieta T. compañera de mi generación anterioir. Hacían linda pareja.

Fuimos con el auto (creo) a una casa que era toda blanca. Mi mamá se bajó y para llamar comenzó a aplaudir. En un pasillo, del otro lado, estaban Valentina C. y su novio Julyan. Habiá una ventanita que los comunicaba con mi vieja sobre una medianera. En realidad, no era una ventanita sino un corte en v de la pared. Valentina se escondía para que mi mamá no la viera agachándose bajo la ventana para hacerle un chiste. En eso miré hacia el patio y estaba mi amigo Javier C. Estaba con otras personas. El cielo era blanco. Javier estaba a punto de batir un récord guiness de demostración en karate que consistía en abollar una lata de leche Nido con una patada desde arriba. Entonces el Javi puso la lata, levantó el pie, y no llegaba muy alto así que no pudo hacerlo. Dijo que era porque hacía mucho que no lo hacía o algo así.

Estábamos en el patio de una casa que tenía pileta. En eso, apareció un león volador. Era enorme y tenía alas enormes. Me empezó a atacar y en eso me dicen que no era un pariente de los leones, sino de los cocodrilos. Lo miré bien . En vez de pelos, tenía escamas puntiagudas, Después se convirtió en un perezoso sin pelo, torpe y medio muerto. Yo lo usaba como escudo porque el león volador seguía atrás atacándome. Estaba en dos lugares a la vez en el perezoso y en el león volador.

Me encontraba con mi ex profesor de batería Carlos C. en un sótano con pasillos. El tenía el pelo corto. El lugar era como la planta baja de la UTN y Carlos no me quería hablar. Yo quería hablar con el, pero hablar nomás y el no quería. Después hablamos un poco.

Mi abuela me regaló una guitarra Squire de color negro y la use para hacer otra guitarra parecida a la mía

Íbamos por una ciudad con mi papá no recuerdo i caminando o en auto y debajo del puente de una autopista había un auto estilo styling como los Edsel Rangers. Estaba solo en medio de la calle. Parece que había sido un taxi. Entonces mi papá lo miró por dentro y se metió. Empezó a manejarlo - Conocés al dueño de este auto? - Le pregunté, y no me respondía. Entonces fuimos a la casa y lo escondimos en una habitación. Yo no me preocupaba si me prestaban o no un auto, porque podía sacar este, que nadie conocía.

Estaba buscando la casa de Carla G. Estaba muy lejos y en un descampado como en medio de la nada. No la encontraba, tampoco sabía como llegar a su casa anterior que estaba cerca. Me había olvidado. En eso, paré en un aeropuerto o estación de micros. Tenía unos pasillos con paredes de madera. Cuando me metí en el baño, el baño era grande como una casa, lleno de divisiones Adentro, estaba en un video clip lleno de chicas desnudas bañándose y vistiéndose con toallas. Yo comencé a pasear por los pasillos y todo se transformó en una propaganda de hamburguesas donde apagaban las luces e iban a apareciendo los estantes. Lleno de gente haciendo filas. Parte de la estrategia comercial, era que las paredes y cosas del baño, que eran de madera, se pudieran comer. Yo probé algo y tenía gusto salado. Me fuí del baño.

Estaba en un auto estacionado. Yo estaba en un asiento de atrás. Era rojo. Nos rodearon un montón de chimbas y comenzaron a hacerle pis y a llenarlo de otros líquido. Me alejé del auto y se lo conté a mi viejo. Ahora estaba en una casa blanca, muy blanca. En eso me encontré con una mujer rubia que tenía un problema, yo también y nos abrazamos. Apareció gente con la que íbamos a La Favorita a hacer un apostolado. Ahora íbamos en un auto. Miré a Beatriz y llevaba a su bebé en brazos. La miré y tenía los ojos celestes luminosos fluorescentes y me dijo - Es lo único que me cambié - Podían ser pupilen pensaba, pero parecían operados, eran muy reales. Llegamos a un barrio sencillo pero no villa. Ahí estaban los niños que habían en La Favorita. Pero ahora eran grandes, adolescentes y estaban felices pero yo no quería estar ahí. Volví donde estaba el primer auto y me metí a a casa de mis abuelos Estaban comiendo pero se habían comprado una barra mezclada con mesa de restaurante. Todo mezclado

Estaba en un golpe de estado y estábamos en un Maratón. Toda una calle hacia lo largo.Los policías llevaban cascos militares verdes y vestidos de verde como en una guerra. Llevaban borceguíes. El maratón se interpretaba como una protesta. Yo estaba en contra del sistema y comencé a correr por la calle hacia adelante mientras los policías reprimías al resto del pueblo. En el camino, encontré a un niño lastimado. Estaba tirado en el piso todo ensangrentado. Lo alcé y lo coloqué a un lado del camino sobre el pasto. El niño creció y nos hicimos amigos. Ahora tenía como 25 años. Terminamos saludándonos al final del camino. Al costado habían baños.

Estaba con mi familia en una mezcla de museo con zoológico y parque jurásico. Lo que estaba expuesto, estaba tras gigantes vitrinas. Eran animales grises, como dinosaurios, brontosaurios. En eso, yo les dije a mi viejo a mi hermano que me iba a recorrer solo a la deriva el lugar. Era como una ciudad interminable. Me acompañaron a un subterráneo donde pasaba un tren. En el mismo, había gente iluminación artificial. Había un cartel pegado en la pared que decía algo no se si en francés o en gallego. Pero hacía alución a un personaje del momento. Despedí a mi viejo y le dije que andaba medio corto de plata. Solo tenía $100. Bajé unas escaleras y ahí estaba para esperar el tren. El lugar era muy angosto, muy aprisionado, como un dormitorio pequeño. No esperé porque había un pasillito a la derecha y me metí por ahí. Encontré una especie de baño gigante pero sin inodoros, duchas o lavatorio. Tenía tres camas tipo camillas. Muy simples, de color azul. Habían dos viejos acostados y uno parado;