Viajero

Solía viajar a Paraná y Santa Fe muy seguido. El problema es que me quedaba mucho tiempo en Paraná y no estaba tanto con Natalia M.
En uno de los viajes, estaba Xavier B. y estábamos en un centro de la ciudad que en realidad no existe, buscando colectivos en unos subterráneos.
Xavier se quejaba porque yo no me acordaba donde estaban las paradas de micros cuando yo era el que iba siempre y el había ido un par de veces nada mas.
Seguí por los subterráneos y terminé en un pasillo blanco y largo. Tenía hambre y ganas de comer. En el medio del pasillo (que era largo pero angosto), habían puesto unos tablones con caballetes.
Entre las personas estaban mis primos Santiago P. y Enrique P. Iba a comprar comida en ese lugar, un bife o algo así, pero miré hacia el techo y en los ventiladores, arriba de las aspas, colgaban los trozos grandes de carne cruda antes de fraccionarlos y cocinarlos. Entonces lo miré a mi primo Enrique y le dije: - Esto me da mucha desconfianza - y el me dijo - En todos lados es así... -.
Santiago me invitó a pasar por una puerta trasera donde había una habitación gigantesca y oscura llena de bomberos corriendo para todos lados con cabinas de vidrio preparadas. Si Santiago hablaba con alguien, probablemente comíamos gratis.
Aparecí en una reunión de gente que se estaba por irse de campamento. Tenía relación con un insituto de inglés. Durante el año iban a inglés, y en vacaciones de campamento.
Apareció una profesora y me ofreció mantas que daban calor para poder abrigarme en los campamentos. Le dije que no.
En ese mismo lugar, terminé hablando con un ayudante de cátedra de Tesis de Diseño Gráfico justo al lado de unos proyectores donde exponían todo lo que iba a pasar. El ayudante me contaba que un alumno de él, Fernando V. era muy cuadrado y le costaba hacer sus tesis. Había echo señalética de hospital donde salían ácidos y preservativos pinchados porque buscaba el humor.

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