DIARIO DE MI OTRA VIDA

Viajaba de vuelta en el acoplado de una camiona con Natalia M. Era una F-100 color gris. Era de noche y las calles se parecían mucho a las alejadas del centro de Mendoza. En un momento nos bajamos, teníamos que seguir a pie o continuar en colectivo o remis. Decidimos ir a pie para caminar un poco aunque estaba medio oscuro. Natalia Caminaba muy rápido así iba un par de pasos delante mío. En eso, doblamos una esquina y aparecieron 3 hombres muy grandotes. El último tomó a Natalia y se la llevó. Le dije a los otros que me ayudaran pero eran del mismo equipo y me acorralaron yo empecé a empujarlo y a acercarme a Natalia mientras el que la raptaba cruzaba la calle. Yo podía acercarme con mucha fuerza y desesperación pero de a poco se alejaba. Estaba todo oscuro.

Estaba con algunos amigos aunque no recuerdo quienes. En una casa batnte abierta con un frente muy grande y de vidrio. De noche y con mucha oscuridad. La casa tenía una barra con licores y tragos ilumandos. Salimos por ahí. Estaba en un restaurante con mis amigos de la secundari y un par de primos. Para comer, nos sentábamos afuera, era de día mas bien a la tarde y la comida, estaba en una bacha de acero inoxidable, donde nos servíamos libremente. Pero la bacha se llenaba de moscas pequeñitas y teníamos que echarle repelente a la comida o a la pared con la que daba. Terminé afuera comiendo solo esperando a los chicos y en el plato me qedaba una tira de morrón. Me lo puse en la boca y se cayó al piso. Cuando lo recogí, había una moza rubia de por lo menos 40 años o más que atendía el restaurante que justo pasó y me iba a atender pero estábamos terminando de comer, y yo estaba comiendo lo que se me había caído al piso. Hacía un calor tropical.

Estaba acordandome que me faltaban materias para recibirme. Mi facultad era como las escuelas secundarias de Estados Unidos. Luego recordé que eran materias correlativas que ya había rendido. Solamente me quedaba la tesis de Productos

Estaba en mi casa, aunque no se veía igual. Era muy blanca con muchas luz. Con Natalia M. estábamos en una pieza muy grande y muy iluminada. Había una cama de plaza y media, dos en el suelo. Era solamente el colchón con frazadas blancas y un cubrecamas rosado fucsia. Me aocsté sobre la cama y Natalia advirtió sobre un alacrán. Lo buscamos y tenía al alacrán sobre mi cabeza caminandome. Era el doble o triple de grande que uno normal. Cuando caminaba iba aprendo mi cuero cabelludo con sus patas como estirara y tirara de él. Cuando se cayó al piso, lo empezamos a buscar pero desapareció. Me pasé la mano por la cabeza, y tenía huevos de alacrán eran chiquitos pero estaban empezando a crecer. Tenía toda la cabeza llena como de pelotas de huevos, pegados entre ellos.

Estaba en algo así como una lugar natal. No era ni Mendoza ni San Rafael. Caminaba por una calle como la Irigoyen de San Rafael y paré a un auto, preguntándole si me llevaban. El que conducía era muy alto con barba, pelo castaño claro y barba. El amigo era flaquito y vestían a lo rockero viejo. Tenían un auto estilo Falcon, viejo destartalado pero potente. Los crucé en otra ocasión, y esta vez el grandote que manejaba me dijo: "Te llevo? Para donde vas?" Terminamos en un club o shopping, era grande con una pileta olímpica en el patio. Luego me dijeron que era un supermercado Pingüino, que había comprado Disco y todos los Super Vea, habían pasado a llamarse Pingüino.

Estaba en una misión espía caminando sobre una pared de 5 cm de espesor y como 30 m de alto. Tenía que disparar con un bazooka sobre objetivos que estaban del otro lado, como si fuera el juego Worms. Me equivoqué en uno y siempre tenía miedo de caerme. Tuve que volver y del otro lado había un edificio cerrado con gente adentro haciendo tareas que no podían deducirse de que se trataban podían ser secretas o cotidianas, o secretas tomadas en forma cotidiana. Me escapé de la zona y terminé en una plaza triangular de una ciudad, saludando gente que supuestamente conocía. Al lado de una churrasquera, estaban carneando a Franco G. Se gún me comentaban había estado mucho tiempo al sol o se había quemado por lo que su carne solo servía para puchero. Estaba negra y blanca y la despegaban de los huesos. Me fui y encontré a Natalia M. con una señora que era su profesora de piano o algo así. Tenía en el pelo medio negro chamuscado y vestían con ropa gruesa y pesada. Les pregunté si me invitaban

Era de noche, había una sola luz en el comedor, amarilla y fuerte. Se me ocurrió salir a la vereda y estaba totalmente oscuro, sin iluminación en las calles. Aparecieron un montón de personas con remeras amarillas de mangas y cuello rojo que no nos dejaban entrar de nuevo en la casa.

Estaba en una escuela secundaria o universidad, era todo un edificio alto con paredes alrededor donde terminaba todo. Empecé a subir por los pisos y en el penúltimo, ya había algo de pasto, de naturaleza, en el último, prácticamente era todo salvaje, silvestre. Salí por ahí y ya era todo una montaña con el edificio bajo tierra. La montaña estaba en el medio de la nada, sin ciudad, sin autos. Naturaleza pura.

Estaba en el patio de la casa de los padres de mi novia, junto a su hermano Guillermo. Guillermo me contaba que un tipo era profesor de karate y en vez de pagarle a alguien para pegarle, el alumno le pagaba a él. El tipo era muy bruto, cada clase, le pegaba hasta sacarle sangre. En eso, aparecieron millones de murciélagos y se colocaron en mi espalda, todos se movían era insoportable. Arriba en el cielo, estaba lleno de murciélagos que venían hacia el patio - Guarda! Son vampiros! - grito Guillermo. Comencé a desesperarme.

Estaba en un lugar donde hacían boxeo pero con trajes de lucha libre mexicano y cada uno tenía su arma secreta, particular. Estaba con Milton G, y Matías O., compañeros de la secundaria. Creo que Milton nos había traído con su padre. El lugar era muy oscuro. Una niña rubia con guardapolvo blanco, como si fuera compañera de la escuela primaria, me avisó que teníamos una prueba de Historia y no me sabía la última parte. Matías comenzó a discutirme que era un ñoño, que me quedara al boxeo pero le dije que no y me fuí. Comenzaba a amanecer y me dí cuenta que en realidad ya había terminado la facultad, me había recibido, estaba trabajando y no quedaba nada por estudiar.

Estaba frente ala casa de mis suegros creo y había una casa bastante normal tirando a humilde donde íbamos a entregar o a buscar algo aunque no recuerdo que. Pasamos el frente de la casa, y tenía un jardín enfrente bastante descuidado. Pasaron tres compañero mío de trabajo aunque no recuerdo quienes era, a uno parece que lo conocía poco. Me metí a la casa y estaba todo viejo y de adobe, techo de tela con caña como las casas chorizo viejas. Me decían adentro que estaba el padre del presidente de la empresa donde trabajo. Yo quería conocerlo. Me metí y me topé con otra gente, pero no con él.

Estaba en el trabajo. Viene Maximiliano M. y me dice "Vamos a dar una vuelta?" Empezamos a pasear por una ciudad que no existe imposible, totalmente iluminada con subidas y bajadas. Volvimos al trabajo y estaba todo oscuro "Vamos a dar otra vuelta?" me dice. Y volvimos a otra ciudad imposible, mucho mas iluminada que la anterior y con pendiente gigantescas. Cuando volvimos a trabajar, el edificio no tenía ventanas, ni ventilación, era como un sótanos totalmente oscuro e iluminado por una lámpara por oficina. Me encontré a Leandro C. con una polera oscura con rombos blanco marfil. Estaba hablando con alguien aunque no recuerdo bien, estaba por irse del trabajo y lo veía totalmente sacado porque lo reemplazaban mal.

Tenía que sacar las marcas de unos remedios de mi hermana. La información podía leerse desde las pastillas como si fuera una tarjeta de memoria y extraer las marcas desde ahí. Carolina quería llamara Norma M. por teléfono porque le había impreso unas cosas y estuvo a punto de insultarla pero algo le cortó

Volvía a Mendoza unos días y me encontraba que era todo seco. La tierra blanca, sin agua. Las plantas eran solo cactus o palos separados. El aire seco me hacía doler la garganta. Recordaba que en Rafaela tenía un lugar muy parecido al cerro de la Gloria, pero no se comparaba. Pensaba en volverme a vivir allá, llevaba mas de un par de años viviendo en Rafaela.

Estaba en Mendoza, aunque no era realmente como es. Habían extensos pastizales y no parecía ni una ciudad ni un pueblo, sino un lugar de paso para un evento muy importante. Habían personas altas de pies largos como zancos, uno de ellso, era sobrino de Natalia M. A mi izquierda habían tribunas como una cancha de fútbol pero de 3 pisos de altura. Una mujer de mas o menos 35-40 años, me pasó un bebé. Era nena, tenía ropita negra totalmente abrigada con polar. Cabellos rubios y rizados, ojos celestes claros como el agua y la piel blanca y luminosa. Fui bajando por los pisos pero desde afuera como si trepara. Cuando llegué al suelo con la beba en mi brazo, la coloqué en el suelo como quien larga a un gato para que se vaya caminando, y se convirtió en un gato gris oscuro y muy peludo mientras salía corriendo como tal.

Estaba en la facultad, a punto de rendir un parcial de teoría escrito de la materia Diseño de Productos Final. Como ya estaba podrido de leerlo, no estudié y fuí a rendir el problema es que no había cursado en todo al año pero yo iba a rendir igual. En los pasillos de la facultad, me encontré a muchos compañeros, algunos ofendidos porque yo ya no cursaba con ellos, aunque no conocía realmente a ninguno. Me encontré con uno que supuestamente conocía muy bien aunque tenía el pelo largo y peinado estilo Justin Bieber. Estaba en el buffet, y hubo un acontecimiento en el cual alguien o yo mismo me tiró agua o me manchó la ropa, terminé desnudo sentado en una banqueta azul. Todos pasaban y yo traba de cubrirme la cintura. Un compañero pasó y me prestó su ropa que justo tenía en la mochila. La ropa no me entraba y se veía un poco gay, con una remera rosada. Me subí un poco el pantalón y se disimuló. Iba a entrar a rendir pero faltaban 10 minutos para terminar. No me importó estaba dispuesto a