DIARIO DE MI OTRA VIDA

Tenía que afeitarme el cuerpo, para eso me corté la cabeza y comencé a afeitarlo todo. Caí en cuenta que me empezaba a desvanecer por la sangre y que tendría que unir nervio por nervio cuando volviera a colocar la cabeza sobre mi cuerpo. Al final la uní sin problema, pero sentía el escalón desde el cuello hasta el cuerpo. Sentía como si mi cuerpo completo fueran un montón de almohadones y como la sangre se bombeaba con fuerza y lentamente hacia mi cabeza. Iba a ir a Mar Chiquita, Córdoba, ese fin de semana pero con mi novia no habíamos podido. Era el último día y momento de ese finde, domingo a la tarde. Tomé la bici y fuí pedalenado. Cuando llegué el lugar era  enorme, las arenas blancas, el agua clara y celeste fuerte, se alzaba como tsunamis hacia los costados, como si las levantara Moisés. Comencé a recorrer todo el lugar  hacia lo largo. En las playas estaban mis compañeros de trabajo, vestidos de verano y bronceados, pasándola muy bien. Tenía ganas de recorrerlo todo en bici

Dos perros de gran tamaño me atacaban. Parecían lobos peros completamente negros. Una era mas petiso y el otro mas robusto.

Estaba en un mercado central similar al de Mendoza, o al de la Boquería. Traían una jirafa pero no era adulta. Era para comer. Cuando vuelvo a verla, la jirafa era un nene de 12 años, drogado, preguntando por su madre. Quien se lo llevaba decía que se tranquilice. De todos modos era una jirafa, se lo iban a comer  Por otro lado apareció una señora con un bebe llevado de los pocos pelos que tenía. Era para comer también.  

Habían hecho como en Jurasic Park, clonando y creando dinosaurios, pero se les había ido la mano. El mundo estaba lleno de ellos y no se podía salir. Estábamos todos en un bunker aislado. Dentro del mismo, habían muchos nerds que estaban jugando a juegos en línea. No eran complejos, parecían los viejos juegos en flash que teníamos en Facebook.

Vivía con mis padres en una casa enorme y basante pobre. En el fondo, planté marihuana y salieron. Mi mamá las arrancó a todas y las tiró. Le conté que estaba decidido a irme de casa

Tenía exactamente el mismo trabajo pero en Mendoza. El edifici no era como el actual, solamente una oficina y se encontraba en el parque San Martín, cerca de la ciudad unversitaria. En la última ora, aparece mi papá y me avisa desde la ventana que me dejaron una caja que viene desde China  en el CRYCIT. En esa última hora, estaban todo en el piso haciendo yoga. Me subi a la bicicleta y lo fuí a buscar. Tenía una muda de ropa en la mochila aunque en los vestuarios se mezclaba todo.

Estaba viviendo con mi mamá en otra casa. Quedaba costeando una ciudad. La casa era larga y oscura. Teníamos siempre la comida hecha con mis hermanos. No tenían parejas, ni hijos. Mi papá no estaba. Vivíamos con otra familia. En un momento me acordé que vivía solo en un departamento y le conté a mi madre que quería volver, hacerme mi propia comida, estar solo. En ese momento llamé a quien me alquilaba porque sabía que sobraban departamentos.