Alacrán

Estaba en mi casa, aunque no se veía igual. Era muy blanca con muchas luz. Con Natalia M. estábamos en una pieza muy grande y muy iluminada. Había una cama de plaza y media, dos en el suelo. Era solamente el colchón con frazadas blancas y un cubrecamas rosado fucsia. Me aocsté sobre la cama y Natalia advirtió sobre un alacrán. Lo buscamos y tenía al alacrán sobre mi cabeza caminandome. Era el doble o triple de grande que uno normal. Cuando caminaba iba aprendo mi cuero cabelludo con sus patas como estirara y tirara de él. Cuando se cayó al piso, lo empezamos a buscar pero desapareció. Me pasé la mano por la cabeza, y tenía huevos de alacrán eran chiquitos pero estaban empezando a crecer. Tenía toda la cabeza llena como de pelotas de huevos, pegados entre ellos.

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