Comunicándome
Estaba en la casa de mis abuelos. Quedaba en un pueblito alejado, tenía una pared externa blanca devorada por la humedad. Había un agujerito por la pared por donde salía un caño oxidado. Un nene gordito salió corriendo y se puso a llamar a Guido A. por ese aguejro y este le respondió. Era la forma de comunicarse con él. Cuando el gordito se fue, fui yo y emperecé a hablar con él. Todos se comunicaban con él por ese agujerito en la pared. Se me ocurrió revisar la pared y encontré un boquete grande, estaba Guido sentado en una cama, en la oscuridad, solo. Estaba ahí no en otro lado lejos como yo pensaba. Entonces fuí a meterme en la habitación para hablar con él. Desde adentro se veía el boquete hacia afuera y mucha gente que lo llamaba desde la calle. Guido ya no estaba. Había una chica durmiendo en una cama y otra chica en otra, donde crei que estaba Guido, entonces fuí y le dije: - Guido sos vos? -. - No, soy Cielo, dame un beso- y el beso no me gustó y me fuí
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