Conociendo Rafaela parte 2

Natalia M. me llevó a conocer Rafaela.
Esta vez, terminamos en un parque gigantesco con una casa en el medio. El parque era todo pasto verde, frondoso, cuidadísimo y la casa era enorme. Era una mansión compuesta por 8 brazos quebrados extendidas como la esvástica (sólo que en vez de 4, 8), al igual que el edificio de la Bauhaus de Weimmar.
El edificio era de una bisabuela o tatarabuela de Natalia.
Teníamos una criada que nos habían asigando y nos explicaba la historia de cada parte. Cada brazo del edificio, constaba de 3 pisos de ladrillo visto y cada piso, 3 o 4 habitaciones cada uno. Habían tenido que sensurar muchas partes porque no las usaban y no tenía sentido mantenerlas. Todo se veía de día con la luz de un amanecer, colores cálidos, amarillos.
En eso, había una escultura gigantesca echa de cemento y la estaban restaurando. Un albañil que la estaba cubriendo con cemento pero en forma plana sin respetar la forma original y con Natalia le llamamos la atención para que no lo arruinara. Tenía forma de un hombre cubierta con una cilindro con ladrillos. El albañil nos dijo que el no era artista y que no quería seguir haciendo el trabajo.

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