Diario de mi otra vida

Había una feta de jamón cocido sobre una mesa de madera

Estaba leyendo un Tintero, y de una de sus páginas se deprendió un mosquito azul que estaba dibujado, se volvió real. Era gigante, del tamaño de mi mano (bueno un poquito menos) color azul plateado, tenía 4 alas, como una libélula pero gorda y mas agresiva. El Mosquito intentaba atacarme y yo quería esquivarlo. Estuve así un rato. En eso pensé - Es imposible que haya un mosquito así, esto no es una selva tropical africana o amazónica y tampoco los del Tintero tienen plata para pagarle a un científico para crearlo genéticamente - y el mosquito desapareció como un destello en el aire, se desplomó.

Iba manejando un Citroën 3CV, no recuerdo de donde venía pero me metí en una calle y estaba en contramano. Pegaba una curva. Me bajé del auto para seguir pie y lo dejé en ele garaje de otra casa. Cuando lo miré, había chocado contra el garaje no metido de frente sino de costado. Me asusté, mis viejos querían cambiar ese auto pero yo ya me había encariñado con el, ya le había agarrado la mano. Lo mas difícil de manejar del auto, era que para abrir o cerrar el baúl o los asientos de atrás, había que sacar una máquina para envasar dulces. Miré el auto y observé que lo habían pintado encima con esmalte sintético rojo. El auto en realidad era naranja y rojo. Comencé a masajear la chapa y se enderezó. Esto lo estaba haciendo en el garaje de mi casa. Estaba con Javier C. y alguien más que no recuerdo quien era. Después expliqué como había enderezado la chapa al Javi pero no se entendía, era imposible.

Fui a San Rafael con mis viejos. Era de noche. Me volví con el auto de papá, el Escort. Ya no era ni de noche ni de día, tampoco era un amanecer. Lo más parecido, era un día nublado y oscuro al mismo tiempo. A la vuelta, el auto se manejaba solo, mi viejo había realizado una conexión entre el auto y el GPS. Yo dormía o me recostaba. Pensaba - Y si me para la policía y me ve que no estoy manejando? Como le explico lo del aparato? - En eso miré el GPS y se veía un mapita, cunado miré la ruta, el auto tomaba las curvas muy suavemente, con mucha precaución, esquivaba autos, frenaba. Pero en un momento, el auto iba contra una vaya azul. Tuve que tomar el volante y girar hacia la izquierda para esquivarla. El auto detectó que seguía la ruta normalmente y seguía el camino anterior como si no se hubiese corrido nunca. Tuve que tomar el volante y girar de nuevo a la derecha. Ahora el auto me daba mucha inseguridad pero siguió manejando solo.

Estaba en un boliche o un bar, sentado. Todo estaba oscuro. Al lado mío, se sentó una chica y comenzó a hablarme par arrancar una conversación. Le contesté pero muy cortado, seco. No le prestaba atención.

Iba corriendo desde mi casa hacia el Este de Mendoza corriendo, era peligroso porque era una noche muy oscura. Pero si corría muy muy rápido, no me pasaba nada. Terminé en algo así como un shopping pero gigante y medio en construcción, totalmente de noche, y era como un depósito, lleno de personas trabajando, mozos acomodadores. Me hice amigo de uno, el cual, tenia una camisa blanca, y un traje verde oscuro de seda con moño. Pasé por otro pasillo y terminé donde habían unas chicas de piel muy muy blanca, tenían vestidos muy sencillos y muy blancos de brillos plateados. Me echaron con sus miradas y yo les dije - Permiso señoritas! - acentuado con un ademán, las chicas se pararon y movieron una plataforma para modelaje que se habría telescópicamente, para que yo subiera por ella y pudiera retirarme por ella. Pasé por ahí y terminé en unas escaleras que daban, por un agujero a un salón gigantesco lleno de gente (el flaco de traje verde también estaba) donde había una vieja de pelo corto y...

Estaba a punto de recibirme de diseñador industrial. El final no consistía en una exposición en un anfiteatro o un aula magna. Se trataba de una ceremonia en una iglesia. La iglesia quedaba muy lejos, en medio del campo. Yo no había preparado nada, iba a exponer algo que no había estudiado. Estaba vestido de joging pero viejo, sucio, manchado, desteñido; una remera y unas zapatillas. No me importaba la exposición. Estaban mis profesores, esperando. Había dos habitaciones más. En una de ellas, se celebrara todo con comida, champán, etc. Yo pensaba que todo iba a resultar una decepción. Cuando me metí a la iglesia, que era toda iluminada por dentro, me acordé que me faltaba un año todavía para hacer la tesis y no sabía como contárselo a mi viejo. En el piso, estaban los vidrios de una ventana que se había roto.

Me encontraba con Natalia M. Íbamos e un auto con mis viejos delante. Atrás a la izquierda estaba Natalia, al medio mi hermano y la derecha yo. Mi hermano iba acostado. Le dije que estaba ocupando todo el asiento y se corrió a la derecha y yo quedé al medio, justo al lado de Natalia. Ella hablaba por celular todo el tiempo, así que no pude hablar con ella en ese momento. Estábamos en algún lugar en el Norte, por Salta, Jujuy. En eso aparecimos en lo patio de una escuela secundaria. Caminábamos juntos y teníamos guardapolvos blancos. Yo me miré en un espejo que había una columna del patio, y me ví con 16 años, acné y el pelo con rastas cortitas o rulos muy chiquititos muy armaditos - No debí cortarme el pelo - le dije a Natalia - No - me respondió - Listo no me lo corto más - Y Natalia se fue al centro del patio, estaba concentrada en otra cosa, si le hablaba, no me iba a escuchar. El patio estaba muy iluminado, como una foto con brillos sobreexpuesta.

Era de noche. Estaba subiendo por la calle Arístides. Al final de la calle, doble hacia la izquierda, enocntrándome con otra calle Arístides paralela a la Arístides anterior. En un bar de la misma, estaban sentados en una mesa redonda, en la vereda, algunos chicos que conocí en Acción Católica (Maty, Choche, Nacho y Tita). Recibí una llamada al celular y era Natalia M. Era como un mensaje de voz, porque no le podía contestar, solamente escucharlo. Lo que decía estaba bueno, pero no me acuerdo que era. En eso Matías me mira y me dice - De que te reís? - Yo me reía porque en algunas partes de la conversación, aparecían propagandas de Movistar.

Estaba en una especie de terraza de cemento, pero tenía techo y columnas. Había gente que había conocido en Acción Católica. Los saludé.

Estábamos ne el patio de mi casa y me encontré con mi tío Aldo. Era mi cumpleaños. Me regaló $200 pesos y aparte, una etiqueta de vino con un código de 4 renglones que se podía cambiar por 200 pesos en vino. Los $200 en efectivo tenían algo que ver con el fallecimiento de mi tía Marta. Mis papás no estaban muy de acuerdo con la etiqueta y me echaban la culpa a mí que me la hubiese regalado. Preocupaba lo que iba a venir después: el cambio por los vinos.

Estábamos en mi casa y mi mamá había arreglado algo con un chico que venía a pedir. En eso, ví que el chico estaba dentro de mi casa entrando al baño donde mi madre se estaba bañando. Iba a matarla y yo tenía miedo.

Estaba en un descampado similar al que se encuentra entre la Facultad Artes y Diseño y la Biblioteca Central, donde está lleno de teros. En ese lugar, habían dos chicas mezcla de pájaro con persona, similar a lo que me pasó en Rana y Perra . Eran humanas pero sus pies estaban desnudos y con la forma de las patas de un pájaro muy grande y largo. Yo las veía como humanas pero ese detalle hacía cuestionarme que en realidad no lo eran del todo. Había una que me tiraba onda y yo pensaba - Pucha! es un pájaro! Terminamos en la tribuna de un estadio. Estaba sentado detrás de una de las flacas, que era rubia y me gustaba. Entonces la tomé y empecé a ver si era totalmente humana. Y lo era. Entonces surgió un acercamiento, cierto feeling. Bajamos por una calle y ahí se hizo de noche. Aparecieron una amigas de las chicas. La situación ya no era la de antes. La situación entre la chica y yo tendía mas hacia un distanciamiento que un acercamiento. Me sentía en cierta forma, rechazado por ella. Ent...

Estaba en una fiesta con todos mis compañeros de la facultad tanto de Gráfica como de Productos., La fiesta era a plena luz del día, en una casa tipo fin de semana o en el centro, alquilada. En la fiesta, Fernando V., compañero de Gráfica estaba de novio con Julieta T. compañera de mi generación anterioir. Hacían linda pareja.

Fuimos con el auto (creo) a una casa que era toda blanca. Mi mamá se bajó y para llamar comenzó a aplaudir. En un pasillo, del otro lado, estaban Valentina C. y su novio Julyan. Habiá una ventanita que los comunicaba con mi vieja sobre una medianera. En realidad, no era una ventanita sino un corte en v de la pared. Valentina se escondía para que mi mamá no la viera agachándose bajo la ventana para hacerle un chiste. En eso miré hacia el patio y estaba mi amigo Javier C. Estaba con otras personas. El cielo era blanco. Javier estaba a punto de batir un récord guiness de demostración en karate que consistía en abollar una lata de leche Nido con una patada desde arriba. Entonces el Javi puso la lata, levantó el pie, y no llegaba muy alto así que no pudo hacerlo. Dijo que era porque hacía mucho que no lo hacía o algo así.