El gordo

Me había juntado con amigos en una casa. Estábamos con Natalia M. durmiendo en una cama estilo antigua, cubierta con tela. La cama era de un gordo con pelo largo, lacio y atado con un colín. Usaba remera suelta y pantalones cortos color beige. El gordo, al vernos durmiendo en ella, despertamos.
La casa también era del gordo, era grande estilo chorizo antigua. El sólo vivía en una parte. Las otras que daban a un patio interno bastante enorme, eran: una cárcel de recuperación para bebés villeros y otra para perros bebés asesinos, que tenían dientes de tiburón, pero les habían dejado solo 3 de cada lado, por lo que te mordían pero no te lastimaban.
En un momento, me di cuenta que Natalia no estaba al lado mío. Traté de llamarla al celular pero no me atendía, estaba con el gordo, se había ido. Me acordé que los padres del gordo trabajan frente a un negocio que conocía, así que fui para allá tomando un atajo por las calles (ellos se habían escapado atravesando un zanjón). Cuando llegué al negocio, ahora había cambiado de nombre, el otro negocio estaba en otro horario y momento.
Terminé en otra casa de paredes muy blancas y traté de llamarla de nuevo a Natalia pero el celular estaba trabado, con la pantalla congelada. Intenté reiniciarlo sacándole la batería pero se rompió la batería y la tarjeta de memoria. El celular por dentro era todo negro.

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