Dinosaurios

Estaba en un campo, en una habitación oscura y llena de televisores y plasmas. Cuando salimos, estábamos en la playa. Nos fuimos bien al final de ésta y conocimos a unas chicas con las que nos hicimos amigos con mis hermanos. Luego intentamos volver pero había que hacerlo por una ciudad donde mi hermano se perdió. Ahí ya estaba amaneciendo.
Seguimos con un auto por un sendero al lado del mar (era como si todos lo manejáramos al mismo tiempo). Yo me acordé que había dejado unos aviones de guerra encendido así que a nuestra derecha se veían un montón de aviones volando caóticamente en el cielo. En un momento, íbamos caminando por el sendero y vi a los aviones en medio del camino, esta vez de 5 cm de largo, eran de juguete, no habían funcionado.
Seguimos en auto donde manejaba mi prima Virginia M., tratábamos de ir a Potrerillos pero era muy tarde. Cuando llegamos, era todo verde, iluminado por el atardecer cálido y en pleno otoño. Lleno de lomas como una cancha de golf gigantesca. Virginia ya no respetaba el camino y terminamos en cualquier lado en medio de un pantano. Cuando me dí vuelta, estaba lleno de dinosaurios chiquititos, de colores tierra, celeste, verde. Eran brontosaurios y raptores pequeños, todos en miniatura. Eran amigables. Habían por todos lados.
Terminamos en un lugar lleno de gente, era algo oculto. Nos pusieron frente a una multitud y estaban todos ordenados como si fuera una secta. Pude reconocer a uno: Pablo I. y comencé a gritarle "Tano! Tano!" pero no me daba bola, estaba hipnotizado y tenía un hijo pequeño a su lado.
Me metí entre la multitud a la fuerza, para ver que pasaba y salió Mauricio T., lo llamé y me dijo: "Esto es falso, somos todos réplicas" lo agarraron y lo destruyeron por haberme dicho todo. Miré a su destructor y era un hombre gigante aunque no tenía aspecto de matón sino de montañés con barba y pocos dientes. Me miró y me dijo "Si me matás, me crean de nuevo" (todos ahí dentro habían sido creados, réplicas de otras personas). Apareció Hernán G., él no era una réplica, venía de afuera y se estaba quejando a los gritos porque no era eso lo que le habían prometido. Lo detuve tirándolo al piso y colocándole una pierna en la ingle.

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