Casa

Mis padres se habían echo una casa en Santa Fé. Estaba bueno porque podía visitar a Natalia.
La casa era horrible, toda de hormigón visto. En la entrada habían colgado un montón de juguetes de playa (rastrillitos, palitas de plástico) de muchos colores primarios, se veía muy feo.
Adentro, la entrada era gigante pero oscura, iluminada con tubos fosforescentes. Las paredes no llegaban hasta el techo y eran muy finitas. Mi pieza y la cocina eran el mismo lugar. Mi cama estaba al lado de la mesa para comer aunque yo dormía en el piso, pero la cama era cucheta así que estábamos jugado de espacio. Mi papá me regaló un biombo de tres partes de madera maciza pero no entraba, si podía abrir a lo largo de la cama y nada más.

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