De acá para allá y de allá para acá

Iba viajando a pie por una ruta que era mezcla con ciudad y zanjón. Llegué a la casa de unos tíos, creo quer era de mi tío Miguel M., aunque la casa era totalmente diferente, paredes finitas y muy altas de color rosadas. Ahí dentro creo que me encontré con mi amigo Xavier B., y le dije que le iba a presentar a Natalia M., que justo estaba llegando.
Aparecí en una casa que resultó ser de mis primos Palumbos aunque no lo era realmente. Yo dormía en un entretecho que era como un pasillo donde justo entraba el colchón. Por una ventana se veía otra pieza y por la otra, la pieza donde dormían mis tíos, estaba oscura y vacía aunque era gigantesca como una cancha de basket.
Después aparecí en la casa de primos Palumbo pero esta vez la verdadera, en el patio. Estaban todos sentados y Natalia tenía rollers puestos, esperándome para que fuera con ella.
No recuerdo donde estaba pero me iba a ir de campamento o algo así y para cambiarme rápido me puse una camisa roja muy llamativa y unos pantalones no recuerdo si blancos o rojos también, que luego cambié por un jean porque llamaba mucho la atención. Alguien me voy desde una plaza vestido así aunque no recuerdo quien era, era algún compañero de la secundaria o alguien así, y me sonrió. Me subí a un auto que era rojo y chatito, estilo deportivo. Alguien me quitó el auto, eran dos personas, un chabón rubio de rulos y alguien mas. El auto se convirtió en una camioneta muy vieja y destartalada y la chocaron. Natalia me dijo que el auto nunca había sido ni rojo ni deportivo.
Estaba en una ciudad gris de grandes edificios, iba caminado por la calle, comenzó a aparecer agua y empecé a nadar, junto a mí había mucha gente que iba en la misma dirección. El agua era marrón, con tierra. No llegaba a sr barro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las cajas

Jamaica

Extraña