Nico y Orlando
Estábamos en una casa desconocida con Nicolás B. y Orlando B. Las paredes eran muy blancas. Sobre el escritorio, había un libro de Tolkien. Yo no quería dejarlo ahí porque tenía miedo de lo que podían hacerle los chicos al libro, así que me lo llevé y los chicos se enojaron muchísimo.
Al otro día, me desperté y me toqué la cabeza. Sentí como un cepillo y pensé que me habían cortado el pelo. Fuí a verme a un espejo y estaba rubio, con un peinado para el costado, pelo corto y la cara tenía rasgos finos y ojos celeste. Y dije - Que feo!- Me enojé mucho y fuí a pegarle a los chicos que estaban sentados en el sillón.
Cuando levanté el puño para pegarle a Nicolás, sentí como si mi mente y mi cuerpo se adormecieran, como si se frenara todo y no le pegué.
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