Diario de mi otra vida

Estábamos en un curso de teatro en la facultad de Artes y Diseño porque habían reelecto al decano Larls N. y habían echo una celebración donde estaban dos viejas tocando la guitarra. A mi me parecía un bolaso todo. Después nos dieron unos cuadernos para completar cosas y habían mochilas tiradas por todo el piso. Las paredes eran de hormigón amarillo sin pintar. Todo viejo. Se hizo de día con mucha luz ahí dentro, como su estuviésemos en medio del campo. Yo tomé los apuntes de la mochila de Emiliano, un amigo de Lucio A. Los apuntes estaban completados con chistes escritos con un lápiz de grasa marrón todo completo y había: comida, como un regalo del profesor, un queso, cerveza, vino o algo por el estilo. Aparecimos todos en el patio y cuando miré al piso sobre el pasto completamente aplastada y arrollada, estaba mi gatita Quendi que agonizaba y sufría muchísimo. la tomé y traté de reanimarla y se puso mejor. La lavé en una acequia y se fue. Se caía por una reja de madera, rompí la reja...

Estábamos en un pantano rodeado de montañas. Todo el lugar, el agua, el cielo, las plantas, eran de un colo celeste verdoso esmeralda pero con diferentes tonalidades y todo muy claro, muy nítido y muy brillante. Estaba con otras personas, éramos similares a hobbits y de repente, éramos tan diminutos como una llave. Para entonces, el pantano era mas una inundación que un simple pantano y apareció un colectivo rojo del tamaño escalar al nuestro que se veía solamente el techo y la mitad de sus ventanas, venía con pasajero con reposeras de maderas. Aparecía en lo que parecía un club o algo así, al lado de unas escaleras era todo blanco, enfrente había un buffet. Nadie me veía porque seguía siendo diminuto, tenía el pelo corto y no tenía remera ni calzado, solamente un jean rotoso y yo estaba completamente mojado. Estaba detrás de una puerta negra. Un viejo la abrió, estaba de traje y me vió. Yo había crecido, era del tamaño de una persona normal, pero ahora tenía barba y seguía mojado. El ...

Me bañé y me lavé la cabeza cuando me miré al espejo, se me caía el pelo y le pregunté a mi vieja porque era. Me dijo porque me había alisado y me había echo bolsa el pelo. Se me caía y me empezaba a quedar pelado. Decidí no tocármelo y dejarlo así. Al otro día, me levanté y estaba completamente pelado. Con los puntitos de pelo nuevo en el cuero cabelludo. No me gustaba como me quedaba y me lo iba crecer otra vez. Me levanté al otro día y tenía la mitad pelo largo y la otra mitad calvo. La mitad con pelo largo había sido porque me había dormido con un cartón negro pegado en la cabeza y se me había conservado. Tenía unos machucones en el cuero cabelludo como una cicatriz de quemadura.

Estábamos en una costa. Habíamos salido con mi hermano y con Lucio A. esa noche con otro grupo de chicos porque era el cumpleaños de alguien que no conocíamos pero estábamos ahi igual, en un galpón, pintado azul con garabatos negros. Llegamos caminando hasta la playa donde estaba amaneciendo. Antes era de noche. Se estaban metiendo a la playa con tablas de surf y nos quedamos afuera, en la arena haciendo un picnic. Hacía frío. Estábamos abrigados. Cuando habíamos estado en el galpón habíamos fumado drogas. Al otro día, me levanté y estaba todo vestido, bajo la frazada estaba todo lo que había llevado esa noche para salir y los apuntes de la facu. Era incómodo. Mi hermano fué y les dijo a mis viejos que habían estado fumado tucas y tomando alcohol esa noche, a mi no me importaba mucho, no tenía ganas de hablar pero me molestaba un poco.

Estábamos en casa de mis primos en Tupungato. yo ya había saludado a mis tíos. Apareció mi tío Aldo, estaba mas gordo. Con un pullover sin mangas de color cyan-gris, jeans desteñidos, una camisa celeste gris, rayada con blanco. Lo abracé y lo saludé. Me mira y me dice - Sabés quién soy? - Justo en ese momento se me pasaron mil cosas por la cabeza. Recordé que había fallecido pero a sus vez, me acordaba que lo había visto anteriormente en un montonazo de oportunidades, en sueños, sueños de colores rojo, verde, gris, blancos. Entonces me vió y me dijo - Me dieron otra oportunidad - Y me dijo algo así como si hubiese vuelto de la muerte, como si solo hubiese sido una enfermedad en coma, despertó y lo devolvieron en altay algo así como que yo tenía que creer. Después comencé a investigar la casa y encontré partes que desconocía. Lavandería con vitroe de colores rojos con personas vestidas de verdes. El lugar amoblado mu finamente. Pasando otra puerta, ingresaba a un edificio cyan gris en c...

Estábamos en una casa desconocida con Nicolás B. y Orlando B. Las paredes eran muy blancas. Sobre el escritorio, había un libro de Tolkien. Yo no quería dejarlo ahí porque tenía miedo de lo que podían hacerle los chicos al libro, así que me lo llevé y los chicos se enojaron muchísimo. Al otro día, me desperté y me toqué la cabeza. Sentí como un cepillo y pensé que me habían cortado el pelo. Fuí a verme a un espejo y estaba rubio, con un peinado para el costado, pelo corto y la cara tenía rasgos finos y ojos celeste. Y dije - Que feo!- Me enojé mucho y fuí a pegarle a los chicos que estaban sentados en el sillón. Cuando levanté el puño para pegarle a Nicolás, sentí como si mi mente y mi cuerpo se adormecieran, como si se frenara todo y no le pegué.

Estábamos en un acto, de una escuela primaria. Se había echo en un lugar que según parecía, estaba por ser destruido. El escenario era impresionante. Al principio se escuchaban niños gritando - Socorro! Auxilio! - y después empezaba el acto. Todos tenían ropas iguales que cambiaban de color. De rojo a naranja, azul, atc. El acto estaba malísimo y nos empezamos a aburrir y apareció un preceptor de mas o menos 23 años nos dijo - Ya se que está malísimo pero no sabes lo caro que nos salió hacerlos. Ves estas zapatillas que cambian de color? - Y nos mostró unas zapatillas negras adidas.

Iba bajando por un centro comercial que daba a la verdea. Un empleado de seguridad que estaba hablando por handy, me detuvo para preguntarme un cosa. Yo me hice el choto y me fui por otra entrada del centro. Después me enteré que estaba buscando a Miguel Ángel, un compañero de la secundaria. Llegué hasta el piso 10 del lugar, y desde arriba se veía toda una multitud debatiendo sobre algo. Cuando estuve abajo, eran todos adolescentes y decían que un policía había matado al hermano del Miguel. El Rodrigo F. gritó - Los policías son todos ortivas - y atrás de él, estaban dos policías vestidos de marrón. Entonces toda la multitud empezó a buscar al policía malo. Se metieron dentro de una casa abandonada. Yo me fui por un parquizado que había por allí y encontré a un policía vestido de marrón oscuro, muy flaco, tenía un palo con una macana ensartada en la punta. Me dijo que el crimen lo había echo porque quería aprender a reír y a llorar.