Estaba en un juego, no jugándolo sino dentro del juego como protagonista. Comencé a descender por una bajada y me encontré con una zona cerrada llena personajes que tenía que eliminar. Arrojé una bomba usando la letra F, aunque no tenía teclado y estaba dentro del juego en sí. No podía ingresar al corral porque me había olvidado de traer un arma y tuve que volver. El corral se abrió a lo lejos y salieron 2 personajes NPC. Eran iguales a Maxi K. solo que uno en versión niño y otro mas grande. Lo acompañaba un personaje estilo plantas contra zombies pero azul. Comencé a subir por una calle, era todo medieval. Pasando por un bar, una señora me pide comida, pero sigo de largo y se me caen unos objetos que en combinación generaban puntos de comida y una nena que estaba parada allí emite una frase de advertencia sobre lo que me pasó. Yo sigo de largo caminando en la oscuridad con miedo a que, por no haber completado la misión en el apuro, me cayera una maldición. Todo se iba ponie...
Era de noche en forma permanente, había ido a un congreso con unos amigos. Todavía vivía con mi madre y me había llevado unas cajas con libros al congreso. Los libros eran pesadísimos, la mayoría era de mis padres, libros de biología, etc. El problema era a la vuelta, estábamos en un edificio muy viejo, todo iluminado por luces de tubo. El resto de las oficinas con la luz apagada y la calle a oscura. No tenía como llevar los libros, nos movíamos en colectivo y caminando, como en la universidad, pero solo podíamos llevarlo de partes o en la mochila.
Estaba de vacaciones con Josefina M. Habíamos ido a África. En un momento la pierdo. Se había ido a Montevideo por el día con mis primas. En el medio me perdí yo en una ciudad. Todo era como Argentina, la gente, el idioma, pero todo pobre y destruido. Yo iba manejando un karting a pedal. Llegué a un taller para arreglarlo, no encontraba como hacerlos y limpie el engranaje con algo que encontré en el taller. El dueño del taller quería cobrarme 37000 pesos por el arreglo. Se parecía mucho a un ex compañero de trabajo, con rulos, pero sus ojos eran gigantes y las pupilas del tamaño de un ojo normal. Le duscuti que lo había arreglado yo, que no me cobrara y yo lo iba a recomendar. Dentro del taller todo era una casa laberintica, había una habitación de piso y paredes de tierra con santuarios y velas en la oscuridad. Habían señoras que me acompañaban, madre y tías del tallerista. Termine en un banco, querían cobrarme 200 dólares anuales por un seguro de accidentes personales, con el que ya ...
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