Cascada invertida
Estaba en un hospedaje con mis viejos. No recuerdo que era exactamente pero tenía un lugar para comprar comida donde hacías fila,y terminabas en una neverita arriba de una silla, donde dentro de la misma, estaba la comida y la gaseosa. Te atendía un viejo pelado con una gorra. Cuando llegué, me sirvieron un vaso con Sprite. Yo quería una botella entera y una pizza, las pedí y el viejo me dijo - No nos queda comida -.
Dando vueltas por el hospedaje, estaba mi profesor de guitarra Sergio B. que vivía allí. Siempre estaba dando vueltas y era conocido. Vivía en el sótano del lugar y era mas parecido a Rubeus Hagrid de Harry Potter que a sí mismo. Decían que cocinaba muy mal pero en ese momento se estaba haciendo unos sanguches de jamón que se veían bastante ricos.
Salí afuera, era de día y estaba en un parque con paredes blancas laberínticas. Me puse a arreglarlo un poco; a acomodar unos arcos de fútbol y a hacer unos pozos no recuerdo bien para qué.
Por un pasillo del laberinto, aparecieron Ignacio M., Facundo I. y Ramiro M., compañeros míos de la secundaria. Facundo me dijo - Ya está. Es todo por hoy - porque el trabajo lo iban a a hacer ellos supuestamente. Era una mañana nublada. Terminamos en un baño con Ignacio. Era como el de un club con baldosas blancas. Ignacio empezó a crujirse los dedos y me decía que cuando se los crujía se le volvían a acomodar y se los podía crujir otra vez. Yo le dije que era por las articulaciones que se separaban y se volvían a acomodar.
Me encontraba en un puente de madera por donde corría agua. Estaba con Xavier B. y alguien mas que no recuerdo si era hombre o mujer, pero su presencia estaba ahí acompañándonos. Íbamos caminando, el aire era húmedo como cuando uno pasa al lado de una cascada, con fuertes vientos que venían desde el lugar hacia donde estábamos yendo. Vestíamos mayas, como si fuese verano en una pileta. Seguíamos caminando y el agua se hacía mas profunda y la corriente mas fuerte. Íbamos contra la corriente aunque nos empujaba hacía el lado opuesto a la misma. El agua bajaba pero nos empujaba hacia arriba. Me descuidé y el agua me impulsó por una bajada y una cascada gigante todo en forma contraria a como sucedería en la realidad, hacía arriba. Habían vientos huracanados.
Terminé en la punta de todo. Que era un club o algo así con unas rejas que tuve que esquivar para salir del agua. En el club habían escaleras. Ahora era una día con sol. La gente hacía fila y trámites para salir de allí. Me crucé con una boliviana que intentaba unir unos comprobantes que se le habían rotos. La gente trataba de ayudarla.
Comentarios
Publicar un comentario