Todo podrido
Volvía de un viaje, completamente sin ganas de retomar la rutina. Tenía que cursar algún colegio pero me olvidaba de ir, no sabía que materias me habían tocado. Había comprado otra computadora pero no sabía que características tenía. En una estantería de mi antigua pieza de Mendoza, tenía todos mis apuntes. Comencé a revisarlos, en algunos tenía comida en las carpetas separadas por folios. Me di cuenta que estaba todo podrido y que tenía que tirar todo. Encontré la billetera de Franco G. Pensé que se había cambiado por la mía, pero no, la mía estaba. Pensaba devolversela a la vuelta de Santa Fe por correo a Córdoba.
Comentarios
Publicar un comentario